La ciudad de Balaguer ha contado desde sus inicios con un recinto amurallado. La primera muralla data del siglo VIII y es la que cerraba el espacio del Pla d'Almatà, el primer núcleo habitado de la ciudad andalusí.

Posteriormente, cuando la ciudad crece y se hace necesaria la ampliación hacia la zona de la falda del castillo -actual centro histórico-, también se hace necesaria su protección y se construyen nuevos tramos de muralla, que datan de los siglos X y XI. El último tramo de muralla construido es el del siglo XIV.

Siguiendo la muralla gótica se encuentra el Castillo de la Gironella, una fortificación cuadrada andalusí del siglo XI, de la que hoy sólo queda su basamento. La torre se construye seguramente para defender una zona externa vulnerable al otro lado del barranco. Cuando se construye el nuevo tramo de muralla en el siglo XIV, sobre esta antigua fortificación se hace una torre redonda y se adosa al muro.

En ese momento la ciudad tenía siete entradas: el portal de Albesa, el de Monzón, el de Lleida, el de Alcoraç, el de Sant Miquel-Gerb, el de Sant Salvador y el Portalet. Actualmente sólo se conservan tres. 

Finalmente, en el extremo de la muralla se encuentra la Torre Blanca, una construcción defensiva del siglo XVII, construida durante la Guerra de los Segadores. En este mismo lugar se encuentra también un observatorio de la guerra civil española, llamado el Bombo. Esta construcción sirvió durante la cabeza de puente de Balaguer.